miércoles, 12 de septiembre de 2018

Italia y los Santos Lugares + Jubileo de Oro MRCC. Día 2: 24/05/2017


2° día: 24 de Mayo de 2017

El vuelo transcontinental no presentó ningún inconveniente.
Nuestra llegada a Europa fue un poco peculiar. 
Llegamos a Madrid. Aterrizamos en el aeropuerto de Barajas, y el bus nos llevó hasta la terminal de acceso. Mientras se iba agrupando todo nuestro grupo de peregrinos, el resto de los pasajeros fueron siguiendo sus respectivos viajes. Pero nosotros no podíamos avanzar.
¿Recuerdan la señora Carmen, que se había descompuesto en el aeropuerto de Asunción? Se encontraba un poco mejor, pero presentaba otro problema: ¡¡¡aparentemente había dejado su pasaporte en el avión!!!
Después de que revisó una y mil veces su bolso de mano, pudo confirmar que no lo tenía con ella.
Me acerqué a un mostrador, y solicité que por favor revisaran el avión con urgencia. Le expliqué la situación a la señorita que me atendía, y le indiqué la premura de mi pedido debido a que, caso contrario, no llegaríamos a subir al vuelo que nos llevaría a Roma.
La señorita tomó mi pedido, y me informó que el avión había ido a limpieza ya que debía estar a punto para salir nuevamente en pocas horas.
A medida que pasaban los minutos yo me acercaba a averiguar si habían encontrado el pasaporte. Y cada vez que me acercaba a la señorita, notaba que ella tenía otros problemas más que resolver: desde su llegada tardía ese día y su discusión con su jefe, hasta un problema migratorio grave con una mujer marroquí.
A todo esto yo ya iba viendo los pasos a seguir: mi esposa, Liliana, seguiría con el grupo a Roma. Yo buscaría la forma de contactar con la embajada Argentina para repatriar a nuestra pasajera a través de la gestión de un salvoconducto, ya que al no tener pasaporte y ser ella de Resistencia no iba a poder volver por Paraguay. Luego vería yo como llegar a Roma.
De pronto, una de nuestras pasajeras, Gabriela, que viajó sentada junto a Carmen en el vuelo, nos dice que durante el mismo a Carmen se le cayó varias veces el pasaporte de la cartera y que ella se lo alzaba y se lo entregaba de nuevo. La última vez, y temiendo que se lo olvide arriba del avión, no se lo devolvió y lo guardó ella misma. 
Lo más raro era que durante todo el tiempo que estuvimos queriendo gestionar la rápida limpieza del avión para que encuentren el pasaporte, Gabriela no se había dado cuenta de lo que estaba sucediendo, ni por qué estuvimos casi una hora quietos en ese hall del aeropuerto.
Rápidamente salimos a todo paso para hacer la conexión. 
Como era de esperar al personal de migraciones le llamó la atención que toda mi familia (mis tres hijas - Clarisa, Mariana, Flopy -, y Liliana y yo), estuviéramos ingresando a Europa. Y me preguntó si éramos turistas y si teníamos vouchers de hotel y excursiones. Le tuve que explicar que somos los propietarios de la agencia que traía a ese grupo tan numeroso de turistas.
Nos dejaron pasar y seguimos para embarcar en el  vuelo Roma.
En el vuelo me tocó al lado un Argentino: Guillermo. Era hincha de San Lorenzo. Y fuimos hablando hasta Fiumicino. Le regalé un bolígrafo con el nombre de la agencia. Antes anoté sus datos. Pero posiblemente en Italia perdí ese papel. 
Cuando llegamos a Fiumicino, el grupo salió a toda marcha a buscar sus valijas. Y mi familia y algunos personas más fuimos siguiendo todas las indicaciones para llegar a la cinta que tendría nuestras maletas. Pero en algún lado doblamos mal, porque de pronto estábamos afuera del aeropuerto con un muchacho con un cartel en la mano que decía: "GRUPO ARAI PORÂ - MRCC - PARAGUAY ARGENTINA". Su nombre era Stéfano, quien sería nuestro guía durante nuestro recorrido por Italia.
Le explique que salí sin mis maleta. Le pedí que se quede allí a esperar al resto del grupo, y junto con mi familia y los que me siguieron hasta afuera fui a tratar de reingresar al aeropuerto.
Primer desafío grande, ya que debía dar las explicaciones al personal de aduanas y migraciones en italiano y en el mejor de los casos en inglés. A todo esto el aeropuerto era un alboroto porque se celebraba el G-20 en Italia, y por unos días Italia había suspendido la zona Schengen. Pero a pesar de ello, y de las medidas de seguridad, habré sonado bastante convincente con mi italiano, porque nos permitieron reingresar a la zona cerrada de desembarque y volver por nuestras valijas. ¡¡Todo un éxito!!
Al llegar nuevamente a la cinta Augusto, otro de mis pasajeros, me avisa que ya habían pasado todos los demás. Que todos habían retirado sus valijas pero que la de él no había aparecido.
Fuimos al mostrador de Baggage Reclaim. Nuevamente a ensayar mi italiano. Explicar lo sucedido y comenzar a darle los datos de nuestro hotel para que hagan llegar la valija después. Mientras estamos haciendo el trámite de completar la forma, Alfredo (otro de nuestros pasajeros) nos hace saber que él había agarrado la valija de Augusto y para ayudarlo la había llevado hasta el bus pero no le había avisado. 
Arreglado todo, salimos del aeropuerto y nos dirigimos a nuestro primer hotel.
Cuando llegamos no tenían hecha la distribución de cuartos. Algo que luego noté en todos los hoteles. Lo que hacían eran guardar la cantidad de cuartos reservados, pero sin asignarlos. Lo cual nos hacía perder tiempo en cada destino al llegar.
Finalmente nos acomodamos y a descansar de una larga jornada de desafíos.

Les dejo un vídeo con fotos de este día.




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